miércoles, 3 de marzo de 2010

Capìtulo 15



Fede y Flor se han citado.
--cierra los ojos –le dice él.
--¿porque? Me da miedo...
Muy dulce él le dice:
--a mi lado no tienes que tener miedo.
Ella cierra los ojos.
--No tengo miedo.
--No los abras... ¿eh? –él.
Él la ayuda a entrar. Van al restaurante-barco que hay en la montaña. La cena es en la cubierta. No hay nadie. Se oye música de violines.
--ya los puedes abrir los ojos...
Sólo hay una mesa con velas..
----he alquilado este lugar sólo para ti y para mi... Es nuestra despedida de solteros.
Ella lo mira con lágrimas en los ojos. Comen mientras se miran, se besan, se acarician. Ella está llorosa:
--¿te ocurre algo? –él.
--No... es que esto tan feliz... No me puede creer que el sábado nos vayamos a casar.
A él le conmueve las lágrimas de ella pero constantemente se le aparece en la mente el rostro de Lorenzo y lo que es peor: la imagen del pene de Lorenzo.





Al día siguiente, Lorenzo está como todas las tardas en la biblioteca. No le gusta salir, no le gusta ir de fiesta. Es en el único lugar en el que tiene la posibilidad de conocer chicos guapos. Va mirando por todos los rincones mientras finge que lee el periódico pero no hay nadie. Tiene pis. En el momento en el que sale se encuentra a Fede en la puerta. Federico necesita ya descargar. Va apresurado y con cara de ¡¡me lo hago encima¡ Están en la puerta, uno sale y el otro entra. No se chocan porque Fede se aparta.
--perdona –dice.
Tiene la mano ya en la cremallera preparado para sacar su arma sexual. Eso pone muy cachondo a Lorenzo.
--¡que rabia, por un segundo no se la vuelvo a ver¡ --piensa.
Aunque Federico se muestra duro, su mirada le da miedo. A Lorenzo cada día le gusta más. Lorenzo no dice nada. Vuelve a la sala. El otro se acerca al urinario. Fede sonríe.
--se quedó con las ganas el muy maricón...
Siente rabia pero a la vez alivio. Siente un odio tan fuerte como la atracción que Lorenzo le despierta y que no puede controlar. Lorenzo se sienta en la mesa. Está rabiando.
--¡¡con lo que me gusta... y con las ganas que le tengo¡ --dice Lorenzo para sí.
Pensar en el pene de Federico le provoca mucha ansiedad. Le encantaría tener algo con él.
--¡estoy perdiendo facultades¡ ¡¿cómo es posible que Fede esté acá y yo no lo vea¡¡
Federico sale del baño. Se va a otra planta porque le molesta demasiado la mirada de Lorenzo. La siente clavada en él. Es un deseo intenso, un deseo que le remueve demasiadas cosas por dentro.

Ni Federico ni Lorenzo vuelven a verse en toda la tarde. Lorenzo está saliendo. Es ya de noche. Se para ya que se da cuenta que no lleva la bufanda.
--Lorenzo –le dice una voz que no reconoce.
Lorenzo se gira y se da cuenta que es Federico. Lleva su bufanda. Se la muestra.
--¿Es esto tuyo?
Lorenzo se acerca y agarra su bufanda.
--sí, gracias.
La mirada del uno estremece al otro. Ambos desean besarse. Lorenzo nunca lo haría por miedo a una reacción violenta del otro y por el otro lado, Federico desearía que lo hiciera pero a la vez piensa:
--¡¡cómo se atreva lo mato¡
Aunque ya sabía que conocía su nombre, a Lorenzo le hace ilusión escuchar su nombre en labios del chico que le gusta. Le suena a música celestial. Lorenzo mira muy fijamente a Federico que está nervioso.
--¿¿pero qué tanto me mira este maricón? –dice Federico para sí--¿¿¡es que cree que puede tener algo conmigo? ¡¡yo no soy gay¡
Ni el mismo Federico se cree estos pensamientos porque una fuerte atracción sexual le atrae hacia Lorenzo. Siente cosas nuevas hacia él y le gustaría experimentarlo mas no se atreve. Ninguno de los dos se atreve a hacer aquello que ambos tanto desean. Federico está nervioso pero se muestra amable. Odia a Lorenzo por lo que le trasmite, por lo que le hace sentir pero tampoco le cae mal y además no quiere tener problemas con Flor.
--¡que guapo es¡ --piensa Lorenzo.
Lleva tejanos negros. No se mueve. Se queda quieto delante de Lorenzo mientras éste agarra su bufando. Se apoya con una pierna y la otra la deja en el aire. Inclina el cuerpo hacia él. Es sólo unos segundos, hasta que Lorenzo agarra su bufanda y entonces Federico se gira.
--¡no me mirés el culo, maricón¡¡ --piensa.
La fuerte mirada de Lorenzo hacia él lo hace vibrar. Le gusta, le gusta mucho. Nunca nadie lo ha deseado tanto. Nunca él ha sentido tanto hacia alguien. Son unos sentimientos que le gustan, que le hacen temblar pero a la vez le da mucho miedo.

Lorenzo se tumba en su cama con una sonrisa. Huele la bufanda.
--tiene su aroma...
Suspira enamorado.
--Fede, Fede...
Se le escapa una lágrima.
--¿será que me estoy enamorando?
Lo que sí tiene claro es que nadie le había hecho sentir así. Siente como si un puñal le atravesara el alma.
--Es un amor imposible... Es un amor imposible.
Le da mucha rabia que el hombre del que se está enamorando esté con su hermana.
--Flor sí que tiene suerte.
Pero no quiere lastimar a Fede. Se le hará muy difícil tenerlo como miembro de su familia.
--Espero que él se dé cuenta que Flor no lo merece y la deje.
Pero no quiere ser cómplice de las maquinaciones de su hermana y la amiga. Él puede salir lastimado y lo que más le importa es que su amado sea feliz.























Federico se da una buena ducha. Agua helada que no le baja la excitación.
--¡¡No soy maricón, no¡
Pese al agua fría él está ardiendo y es que no se saca de la mente la visión del pene de Lorenzo.
--¡A mí no me gustan las vergas¡ ¡¡No soy puto¡
Se siente frustrado. Le da miedo ser gay, le da miedo sentirse rechazado pero lo que más miedo le da es enamorarse del hermano de su futura esposa. Flor se está jugando por él y tampoco quiere lastimarla.

Son Carnavales. Flor y Fede no se pierden la fiesta que se celebra en la ciudad.
--ven, vamos a casa de Olivia. Te tengo una sorpresa...
Federico y Olivia se saludan.
--estáis en vuestra casa...
Fede piensa que ella le va a hacer una propuesta “deshonesta” y es algo que no le apetece. Eso le angustia mucho. Están a horas de casarse, tendrán que hacer el amor y en cambio él cada día piensa más en Lorenzo.
--ven, vamos al dormitorio...
Federico no tiene ganas de hacer el amor pero tampoco quiere rechazarlo.
--¿ahora quieres hacerlo?
Ella se ríe.
--¡no seas tonto, siempre piensas en lo mismo¡
Flor siente que Federico la desea, que quiere estar con ella. No imagina que piensa en su hermano. Él se sorprende al ver trajes de boda sobre la cama.
--son los de los abuelos de Olivia...
Federico la mira serio:
--pero es muy arriesgado. Quedamos que nos casaríamos de calle.
--Sí, sí... Claro... Mañana nos casamos, por eso... Me gustaría vestirme de novia hoy ¿no te parece romántico que nos disfracemos de novios? Nadie sospecharía nada... Nos hacemos una foto... será como la foto de la boda de verdad...
Fede la besa en las manos:
--cómo tú quieras.
Él le pone el velo. Ella llora emocionada.

Por otro lado, Delfina luce su disfraz ante Lorenzo. Va de monja. Él de deja de reírse.
--No creo que te vaya mucho el disfraz.
Ella pone una pose piadosa:
--sí, yo siempre he sido una santa.
Delfina quiere convencer a su hermano para que vaya con ella a la fiesta. Le ha buscado un disfraz: de sacerdote.


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